VAN GOGH EL SUICIDADO POR LA SOCIEDAD
(Toda la obra será en una misma pieza. Habrá de fondo una ventana desde la
cual Vincent se acercará y mirará constantemente. Desde allí, pintará su última
gran obra. Pintará trozos, con oleo, en un momento incluso la romperá, pero
seguirá en son de dos oleos. Uno a la izquierda y otro a la derecha del
escenario. Se mantendrá constantemente en el lado izquierdo, pero en el acto
final, se quedará en este espacio y allí al lado de su última gran obra
terminará el pintor)
Me dediqué durante los primeros años de mi vida a observar la dura labor de
mi padre en medio del campo misionero. Decidí salir de la comodidad familiar e
ir a los campos y encontrarme realmente con el abismo más profundo de
desolación y tristeza que me acompañan hasta hoy.
No pude terminar, me pidieron que por favor dejara de regalar mis ropas y
mis alimentos a la gente de los campos.
Me dijeron que no soy el salvador ni el proveedor
Me dijeron que debía dejar la labor del campo y me sacaron.
Me creyeron fanático
Me creyeron religioso
Me creyeron loco...
Hoy miro hacia atrás y pienso...que quizá...solo quizá…Tuvieron razón….Ya
no me lo cuestiono…
Cuando me vi devuelta en casa y teniendo aun la profunda necesidad de
volcarme a los otros decidí pintar, denunciar. De alguna forma tenía que
ayudar, darle a conocer al mundo donde realmente la gente está verdaderamente
sola, verdaderamente triste. Me dediqué a la pintura todos estos años
Me sumergí en la mezcla de colores: el verde y el rojo realmente
cautivantes de los campos y los profundos dolores y culpas del infierno
mismo. Las pasiones humanas reflejadas en el más imponente oleo…
Hoy... Tengo al frente un cuadro en blanco…sé lo que quiero decir… (se
dirige al oleo del lado derecho y comienza dibujar)
Querido hermano Theo:
“Comienza la caída de las hojas;
se ve cómo amarillean los árboles, el amarillo aumenta todos los días.”
Habría que pensar un poco en este
proverbio: “júbilo en la calle, dolor en la casa”… ¡Qué quieres!... Suponiendo
que tengamos todavía una batalla que librar, entonces habría que tratar de
madurar tranquilamente.
No estoy enfermo, pero sin la
menor duda, llegaré a estarlo. Si no fuera porque tengo una naturaleza un poco
dual, como la que resultaría de la unión de un monje y un pintor, viviría y eso
desde hace ya tiempo. En fin, aun entonces no creo que mi locura sea la de
persecución, ya que mis sentimientos en estado de exaltación desembocan más
bien en las preocupaciones de la eternidad y de la vida eterna. Pero asimismo,
es preciso que desconfíe de mis nervios.
Tú me has dicho siempre que
busque la calidad antes que la cantidad.
Lo malo es que yo también me
siento proclive a dejarme impresionar y a sentir yo mismo las creencias de otro
y a no indagar siempre el fondo de verdad que pueda haber en el absurdo.
Cuando veo un cuadro que me
interesa mucho, me pregunto siempre involuntariamente «¿en qué casa, en qué
cuarto, en casa de qué persona quedará bien,
estará en su sitio?».
Mi viejo, mi buen amigo, no
olvidemos que las pequeñas emociones son los grandes capitanes de nuestras
vidas y que las obedecemos sin saberlo.
Aunque recobrar el valor ante las
faltas cometidas o por cometer sería mi curación, no olvidemos que tanto
nuestros «spleens» y melancolías, como nuestros sentimientos de bondad y de
sentido común, no son nuestros únicos guías
(Esta
carta puede leerla un NARRADOR) Momento en que se escucha una pelea de
fondo, Vincent, en medio de un estado de
locura, se corta una oreja ante el público, desangrándose en el escenario… y un teléfono sonando…)
Mi querido hermano: Siempre te
escribo en intervalos de trabajo -como un verdadero poseso, un furor sordo de trabajo,
más que nunca. Y creo que esto contribuirá a curarme. Quizá me ocurrirá algo
como aquello que refiere Delacroix: «he encontrado la pintura cuando ya no
tenía ni dientes ni aliento, en el sentido de que mi triste enfermedad me hace
trabajar con un furor sordo -muy lentamente - pero desde la mañana a la tarde
sin aflojar y - ahí está probablemente el secreto - trabajar largo tiempo y
lentamente. Qué sé yo, pero creo que tengo una o dos telas en preparación no
están muy mal; para empezar que el segador en los trigales amarillos y el
retrato sobre fondo claro; esto será para los veintistas si, no obstante, en el
momento dado se acuerdan de mí; además, que me importa, si quizás más valdrá
que me olviden...
Vincent,
nuevamente, sin oreja y desde ahora en adelante sin dejar ver su lado izquierdo
hasta la última escena.
... Qué cosa curiosa la
pincelada. Al aire libre, expuesto al viento, al sol, a la curiosidad de la
gente, uno trabaja como puede, llena su tela de cualquier manera. Sin embargo,
se atrapa lo verdadero y lo esencial, lo más difícil es eso.
¡La diferencia entre la felicidad
y la desdicha! ambas son necesarias y útiles, y la muerte o la desaparición es
tan relativo, y la vida también.
... La melancolía me invade muy a
menudo con gran fuerza.
Pero quiero tanto a la verdad, el
tratar de hacer lo verdadero también, en fin, creo, creo que aún prefiero ser
zapatero a ser músico con los colores.
En todo caso tratar de seguir
siendo veraz es quizás un remedio para combatir la enfermedad que continúa
inquietándome.
(Vincent,
recibe una carta nueva de Theo, la lee, en silencio mirando fijamente las
hojas, entre feliz, melancólico y triste. Vuelve a su escritorio
Hazme el favor de rogar al señor
Aurier que no escriba más artículos sobre mi pintura; dile con insistencia que,
por empezar, sus notas sobre mí se engañan, puesto que realmente me siento
demasiado entristecido para poder enfrentarme a la publicidad.
Y me relajaré, no sin reflexión;
pero sin apesadumbrarme con el lamento de las cosas que hubieran podido ser. Ellos
dicen que en la pintura no hay que buscar nada ni esperar nada más que un buen
cuadro, una buena conversación y una buena comida como máximo de felicidad, sin
contar los paréntesis menos brillantes. Tal vez sea cierto, ¿por qué rechazar
lo posible, sobre todo si al actuar así se procura el cambio de la enfermedad?
... Mi deseo de partir de aquí es
ahora absoluto.
... Ahora me parecería preferible
ir a ver a ese medico
Ya en Paris me siento en completa
paz. No puedo incluso creer cómo el tiempo pareciera haberse detenido, llevo 70
días en este lugar y 70 cuadros listos. Es una emocionante aventura, descubrir,
aunque sea por un pequeño momento que el arte, sigue siendo una pasión que me
da alegrías… de otra forma estaría destruido.
(cuando
se dice este último texto, hay en el escenario muchas obras terminadas, mirando
al escenario, algunas están cubiertas con telas blancas…. Mientas Vincent dice
su último texto, entonces comienza a cubrir el resto de las obras con telas
blancas. Cuando llega al final, ubica una silla al medio del escenario y trae
la obra que mantuvo pintando hacia el lado derecho del escenario, esta también
con una tela blanca, ubica una silla al lado de su obra y comienza: )
Son las 12 de la noche… me siento
atiborrado de un sinfín de sentimientos y pasiones desbordantes: debería ser
rojo, me faltó una puerta… en realidad…no es justo que lleve puertas, si jamás
le han abierto la puerta a nadie. La gente pasa, siempre pasa, pero no se
queda, es el terrible encuentro con una banca vacía lo que le dan a las
personas, no se trata simplemente de meros encuentros religiosos… todos estos
años he tratado de decírselos, pero nadie puede creerme y no logran entenderme…
de eso se trataba… al final… de hacer oídos sordos a la realidad… a la realidad…
definitivamente esta será mi última pintura… me he cansado de gritarle al mundo
que están sordos y ciegos, ante la necesidad y el dolor ajeno. Se trata de
ellos y sus miserables ombligos siempre… ya no más ya no más!! He enfermado, he
estado al borde de la locura!! Pero ya no más!!!
(Vincent, saca la pistola de su
pantalón, con una mano sostiene la tela blanca de su obra y con la obra apunta
hacia su pecho, cae de rodillas y con él cae también la tela que deja al
descubierto su última obra: La Iglesia)
(Voz de un narrador mientras
muere Vincent: El 27 de julio se dispara un tiro en el pecho.
Théo va a verlo. Dos días después
- 29 de julio -a la una y media de la mañana, muere.
Su último cuadro fue: La Iglesia de Auvers-sur-Oise)
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